La Corrala La Dehesa persiste tras más de un año |

ANTONIO M. GÓMEZ MONTERO

Vista de la Corrala desde la barriada de El Patriarca

Corrala La Dehesa / ANTONIO M. GÓMEZ MONTERO

Desde que el 9 de febrero del año pasado fueran ocupadas las casas de La Cebonera, un núcleo residencial urbanizado en las afueras de Mairena del Alcor y muy cercano a la vecina localidad de El Viso, este adopto el nombre de Corrala La Dehesa. Una comunidad de 30 familias que pese a las dificultades encontradas en este año y tres meses, perseveran con la intención de llegar a acuerdos mutuos con las entidades responsables para que estas viviendas puedan ser suyas.

En la madrugada del 9 de febrero de 2013, un grupo de 30 familias, procedentes de los municipios de Mairena y El Viso del Alcor irrumpieron en las abandonadas casas de La Cebonera, deseosos de encontrar un techo en estos inmuebles que se hallaban en un lamentable estado de conservación y a los que la entidad financiera La Caixa no podía dar salida varios años después de su construcción.

Vista del interior de una de las viviendas ocupadas

Interior de una de una vivienda / ANTONIO M. GÓMEZ MONTERO

Estas casas, eran victima de robos constantes, un imán para aquellos que durante años robaron casi la totalidad de sus cables, grifería, enseres metálicos y todo aquello que se podían llevar. A esto se le unió la forestación que crecía en los patios exteriores de las viviendas, formando auténticos bosques. Con todo ello, y siendo conscientes sus nuevos inquilinos, se pusieron manos a la obra para adecentar y arreglar todos aquellos desperfectos que estas casas habían acumulado en este periplo de dejadez, a pesar de no saber por cuanto tiempo iban a poder disfrutar de ellas.

Esa incertidumbre, sigue hoy en día rondando en las cabezas de sus habitantes, el miedo a ser desalojados persiste y quita el sueño a sus moradores. Tanto es así que a pesar del mal estado de algunas de las casas no se atreven a arreglarlos porque afirman «no sabemos si mañana vendrán a decirnos que nos tenemos que ir y por tanto el dinero invertido sea inútil». Miedo que además se acrecienta tras la autorización de la apertura de un nuevo McDonald´s en las inmediaciones, puesto que algunos piensan que la multinacional podría mover ficha para expulsarlos del lugar.

Y es que, a pesar de no haber causado molestia alguna en las barriadas colindantes, ellos se sienten marginados y mal vistos, aunque no es tal la realidad, sino que más bien han hecho un favor a unas casas que si hoy gozan de mejor salud, no hace mucho tiempo que se encontraban en estado ruinoso, planteándose incluso la demolición por constituir un punto de atracción para el vandalismo.

Portavoz de la corrala entrevistado por los medios de comunicación en los primeros días de vida de esta comunidad

Portavoz de la corrala entrevistado por los micrófonos de Antena3 / VECINOS DE LA DEHESA

Aún hoy siguen esperando una respuesta, gracias a la ayuda del Alcalde, Ricardo Sánchez (PP), han podido mediar y llegar a acuerdos con el banco, propietario de las viviendas, que los han recibido más como una bendición que como una amenaza, llegando a pedir en los primeros días de ocupación a la Guardia Civil del lugar que frenase cualquier intento de desalojo. Y es que la intención de estos vecinos de Mairena no es otra que poder llegar a acuerdos con la entidad catalana para poder desarrollar cualquier tipo de alquiler social o compra con pagos a plazos según las posibilidades de cada inquilino.

Contador comunitario con el que extraen agua del grifo comunitario

Contador comunitario de la Corrala La Dehesa / VECINOS DE LA DEHESA

Esa propuesta, presente desde el comienzo de la corrala, podría ser una realidad. Para ello debería contar con la aprobación de un perito. Sin embargo aún no es nada cierto y estos vecinos seguirán sin poder gozar de las comodidades propias de cualquier vivienda. Por un lado encontramos el problema de que las casas no tienen red eléctrica. En todas ellas el cable fue robado y ha sido sustituido de forma muy rudimentaria por sus moradores que para acceder a la corriente se ven obligados a pinchar la red eléctrica. Algo parecido ocurre con el agua, estas viviendas no disponen aún de agua corriente, y no por que ellos no quieran. Para disponer de agua tienen que llenar con asiduidad depósitos a través de un grifo comunitario del cual todos los vecinos extraen el agua necesaria.

De todas las dificultades que han tenido que pasar, cuentan los vecinos, que los más difícil fue como en los primeros días tuvieron que desprenderse de sus hijos, que corrían un peligro importante si vivían en estas casas con tan lamentable estado, y como estos permanecían con familiares mientras trabajaban en la limpieza de sus nuevos hogares. Dificultades que siguen presente, en muchas ocasiones viviendo con improvisados cierres de ventanas que en algunos casos hacen que tengan que convivir con la fauna del entorno, existiendo inclusos casas donde aves han anidado y sus inquilinos no se atreven a expulsar por miedo a que se tomen represalias por no respetar a estos animales.

También dejan hueco para buenos recuerdos, reflejados sobre todo en el fuerte vínculo que han creado entre ellos, «la unión hace la fuerza» y en su caso llegó hasta tal punto que en los primeros días celebraban comidas comunitarias. Aún recuerdan estas fechas con el nombre de lo que comieron en esa jornada, «el día de los espaguetis» o «el día de los macarrones» se han convertido en parte viva de la memoria colectiva de los vecinos de La Dehesa que siguen anhelando una respuesta, soñando con que esa casa que hoy habita algún día será su casa.

Así es la vida en La Dehesa: